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La nueva vida de tres llamas que fueron presuntamente maltratadas y explotadas en Bogotá

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El maltrato animal se ha convertido en una temática postergada y olvidada frente a la coyuntura de crisis económica e inseguridad en Colombia. No obstante, cada vez se incorporan en mayor medida los objetivos animalistas en el diálogo público para cambiar la realidad de una parte de la población que también sufre, pero que no tiene una voz para denunciarlo.

El año pasado, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) encontró a tres llamas que sufrieron años de presunto maltrato, explotación y abuso en la Plaza de Bolívar. En un operativo conjunto entre la Policía Metropolitana, la Alcaldía Local de La Candelaria y el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, los tres animales fueron rescatados. A lo largo del año 2022, se realizaron 579 aprehensiones materiales de diferentes animales, incluyendo camélidos.

Cuatro meses después, Goyo, Túpac y Candelario se recuperaron de sus heridas y ahora gozan de una nueva vida. Roberto García, médico veterinario del programa de Atención a Animales de Granja del IDPYBA, afirmó que ha notado una gran mejoría en el comportamiento de los tres animales, quienes ahora están libres en sus hogares de paso. “Pueden pastorear y ramonear, lo que ha ayudado a la recuperación de su condición corporal y la correcta cicatrización de las lesiones en sus patas y en el caso de Goyo, de sus labios”, comentó García.

Adriana Estrada, directora del Instituto, asegura que “muchas de las situaciones de presunto maltrato se derivan del desconocimiento de las personas sobre tenencia responsable, por lo que también realizamos de manera permanente acciones pedagógicas, de sensibilización y cultura ciudadana”. A esta problemática se suma la de la cantidad de perros deambulantes o callejeros que hay en la ciudad.

Juliana Castañeda es la fundadora de Juliana’s Animal Sanctuary y la cuidadora actual de Goyo, una de las tres llamas rescatadas. Ella lleva 17 años rescatando animales maltratados para brindarles un hogar cálido y lleno de amor en este lugar, ubicado en la Vereda Yerbabuena, saliendo por la autopista norte. Castañeda cuenta que, cuando recibió al animal, se encargó de curar la herida de su labio y de brindarle una alimentación saludable.

“Yo vi la carita de Goyo y me pareció espectacular, me enamoré de él y sabía que aquí en el santuario podíamos cuidar muy bien de su salud, ya que nosotros nos especializamos en darle segundas oportunidades a animales que tienen alguna discapacidad o enfermedad”, contó Juliana mientras lo abrazaba.

Goyo convive con más de 300 animales, entre los que se encuentran perros, gatos, conejos, cerdos, vacas, palomas, codornices y otra llama más joven que él. Cuando Goyo fue rescatado, estaba demasiado delgado, tenía una lesión en el área de sus labios y una deformidad en la mandíbula. Actualmente, se encuentra con un peso corporal de 4/5, por lo que su salud y aspecto mejoraron bastante.

Por otro lado, Túpac se encuentra en otro hogar de paso, ubicado en el municipio de La Calera, Cundinamarca, en donde convive con otras cuatro llamas y varios animales rescatados por el Distrito, entre los que se encuentran una gallina y un gallo, nueve patos y dos gallinas de guinea.“Túpac llega porque nos encantan las llamas: nos parecen animales fascinantes y muy nobles. Por eso también tenemos a Cusco, otra macho y tres hembras más”, explicó Antonio Quintana, su cuidador actual.

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Por último, Candelario se encuentra en el colegio Monterrosales, institución se ha convertido en el hogar de cientos de animales abandonados y maltratados, que han sido recuperados en su totalidad y ahora son el incentivo de niños y niñas a ser protectores de toda la fauna. Desde su llegada en octubre del año pasado, Candelario se ha convertido en un animal sociable, animado y ágil.

“Tuvimos la maravillosa experiencia de recibir a Candelario en nuestro colegio. Realmente desde el día uno ha sido la sensación porque ha generado un amor increíble hacia los niños y se le ve muy feliz porque tiene la opción de andar por todo el colegio y ser libre de convivir con las personas y los demás animales” expresó Liliana Botero, directora general del colegio Monterrosales.

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