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La ley de bienestar animal se salvó por la mínima de ser vetada en el Senado. Faltó un voto para que salieran adelante los vetos propuestos por el PP, que rechaza una la norma por ser una nueva «chapuza» legislativa, y del PNV, por motivos competenciales. Varios partidos de izquierda y nacionalistas apoyaron los vetos porque no comparten que el PSOE haya excluido a los perros de caza de la normativa y porque consideran, al igual que muchas asociaciones animalistas, que la ley se queda corta.
Los vetos decayeron pero sí se aprobaron varias enmiendas, algunas de carácter técnico, y otras con contenido, como dos de Junts per Catalunya, que evitan que la prohibición del uso de animales de forma ambulante pueda derivar en sanciones para las personas sin hogar que vivan con sus animales.
Asimismo, se aprobó una enmienda sobre colonias felinas y cinco del PNV que responden a la necesidad de no invadir competencias autonómicas. Por ello, la normativa debe volver al Congreso para su aprobación definitiva.
Una vez excluidos los perros de caza, de pastoreo, deporte o de policía, la ley de bienestar animal, que desde su origen dejó fuera a los toros y los animales de producción y experimentación, que se rigen por normativas específicas, centrará su contenido en las mascotas y los animales del entorno urbano. Su principal objetivo es el maltrato, abandono y sacrificio cero. Para ello, se endurecen las sanciones hasta 200.0000 euros según la gravedad de la infracción y se agravan las penas por maltrato o muerte de un animal en el Código Penal.
Asimismo, se exigirá a los dueños de mascotas a tener los animales identificados, a los propietarios de los perros a realizar un curso y se prohibirá mantenerlos en terrazas, balcones, patios sin supervisión. También se prohibirá el uso de animales en peleas o circos y, para favorecer la adopción de mascotas abandonadas, las tiendas no podrán vender perros y gatos.