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Los movimientos animalistas consideran que los zoos son «cárceles» para animales en cautividad donde se promueve un negocio a costa del bienestar de ejemplares que deberían estar en libertad. Por ese motivo, proponen la desaparición de este tipo de recintos y el traslado de esos animales a los santuarios, propiedad de las propias asociaciones animalistas y que, en algunos casos, también cobran la entrada a los visitantes en concepto de donativo. En España, la ley de Bienestar Animal estuvo a punto de acabar con los parques zoológicos a pesar de que estos reivindican su labor conservacionista de especies en peligro de extinción y de que han mantenido su cifra de visitas a lo largo de los últimos años.
«Nunca visites zoológicos, porque con tu dinero pagas la cárcel para los animales y para seguir negociando con ellos, en vez de aportar a su rescate y preservación», señala Anima Naturalis, una de las asociaciones animalistas más influyentes en España. «No dejes a tus hijos que asistan y desincentiva la visita de parte de colegios o clubes infantiles. Éstos suelen llevar a los niños a los zoológicos para educar y entretener: insiste en que no tiene gracia ni formación la idea de visitar animales encerrados, violentados y tristes», añade.
Desde la lógica animalista, los animales de los zoos deberían trasladarse a los santuarios de las propias asociaciones animalistas. Una vez allí, proponen esterilizar a los animales para evitar que se reproduzcan y darles refugio hasta su muerte. De este modo, llegará un día en el que será imposible ver elefantes, tigres, jirafas, orangutanes o leones en España. Todos ellos estarán en libertad, el hábitat natural que les corresponda.
¿Pero y si esos animales ya no tienen hogar al que volver por culpa de gobiernos menos escrupulosos con el bienestar animal? En ese caso, por paradójico que resulte, PETA apuesta por la extinción: «¿Qué sentido tiene conservar una especie si su hábitat natural ha sido destruido y no hay ningún lugar al que los animales puedan regresar?», aseguraron en declaraciones a Traveler.
Obviamente, la visión de los zoos y los criadores de especies exóticas es muy diferente. Reivindican su labor en la conservación de especies que, de otro modo, estarían abocadas a su desaparición. Además, consideran que «criar es conservar» y recuerdan que para que un animal se reproduzca (el objetivo final de cualquier criador) las condiciones de bienestar tienen que ser óptimas.
Santuarios o zoos encubiertos
Las asociaciones animalistas que piden la desaparición de los zoos proponen el traslado de esos animales que ya no pueden sobrevivir en la naturaleza a los santuarios acreditados donde puedan pasar sus últimos días. La cuestión es que muchos de esos santuarios, propiedad de las propias asociaciones animalistas, cobran la entrada a sus visitantes al igual que los zoos.
Es el caso del santuario Món-La Bassa (Tarragona) donde se propone una visita guiada con amigos o familia cualquier domingo por la mañana para disfrutar del «contacto cercano y respetuoso» con los animales a cambio de una «donación mínima por persona de 5 euros» que se «utiliza en beneficio de los animales».
Otro de los santuarios o refugios más destacados de nuestro país es el centro de rescate de primates y otros mamíferos exóticos de AAP Primadomus en Villena (Alicante). Esta asociación, principal impulsora del listado positivo que incluye la ley de Bienestar Animal de Ione Belarra, se dedica a albergar a tigres, leones, chimpancés ilegales decomisados por las autoridades medioambientales. La visita al centro de rescate cuesta seis euros, aunque por el momento han suspendido las visitas «debido a la situación derivada de la pandemia de coronavirus».
Otros grupos animalistas son mucho más consecuentes con sus propios postulados. Por ejemplo, la asociación La Vida Color Frambuesa señala en su página web que «ofrecer un donativo a cambio de una visita» les hace sentir que su proyecto «se entiende como un zoo diferente» y no quieren eso para «los refugiados». También pide ponerse en el lugar de los animales: «El hecho de ser veganos o amantes de los animales no nos da derecho a invadir sus espacios, a incomodarles por una foto o a exigir hacerles una visita o tener un contacto físico».
¿Qué dice la ley de Bienestar Animal?
La ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales (conocida como la ley de Bienestar Animal) aprobada recientemente por el Congreso, no altera el funcionamiento de los parques zoológicos españoles, que se siguen regulando por la Ley 31/2003, de 27 de octubre, de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos.
Sin embargo, cuando el director general de Derechos de los Animales, Sergio García Torres, avanzó algunos de los detalles del proyecto en septiembre de 2021, la intención del ministerio de Ione Belarra era reconvertir los zoos en lugares de cría autóctona en cautividad. De este modo, se les permitiría criar especies propias de España, pero no animales no autóctonos. Además se les pretendía prohibir la compra de animales «sobre todo grandes mamíferos y cetáceos», según explicó García Torres. Finalmente, la propuesta no ha salido adelante.
El zoo animalista de Barcelona
Anticipándose a las intenciones animalistas de Unidas Podemos, el pasado mes de mayo de 2019, el Ayuntamiento de Barcelona dirigido por Ada Colau ratificó su intención de acabar con el zoo de la Ciudad Condal tras 127 años de historia.
El pleno municipal aprobó con el apoyo de BComú, PdeCAT y ERC una modificación de la ordenanza de protección de animales por la que prohibió al zoo la reproducción de especies que no puedan ser después liberadas en la naturaleza. Además, en ese momento se estableció que los 2.000 animales de 300 especies que viven en la instalación serán trasladados a santuarios o cuidados en el espacio hasta su muerte, salvo aquellos en peligro de extinción que entren en planes de reintroducción en la naturaleza.
Por el momento, el zoo sigue funcionando y atrayendo visitantes. Según datos del Ayuntamiento, el zoo cerró el verano de 2022 con un total de 183.894 visitantes, cerca de un 14% más que el verano anterior y un 12% más con respecto al verano de 2019, antes de la pandemia.
Por su parte, el Zoo Aquarium de Madrid sigue resintiéndose tras la pandemia con casi 647.000 visitas registradas durante 2021. Durante los ocho años anteriores (excluyendo el año de la pandemia) la media de visitantes se situó en las 840.000 personas. El parque Faunia es otro de los que también ha mantenido sus cifras de visitas durante los últimos años con una media de 460.000 personas.